sábado, 25 de enero de 2014

El jet lag y el trabajo nocturno alteran más de 1.000 genes .- *

Por Ian Sample / The Guardian y Clarín

Centenares de genes cuya actividad debe aumentar y disminuir diariamente pierden su ritmo en personas con jet lag, en tanto otros genes desarrollan ciclos anormales.

Se han hallado pruebas de que el jet lag “altera profundamente” más de 1.000 genes, incluidos muchos que normalmente se utilizan para mantener, reparar y proteger el organismo.

Estas conclusiones podrían ayudar a explicar por qué las personas con jet lag se sienten tan mal, con malestares que van desde la náusea y la ansiedad hasta trastornos estomacales y problemas de memoria, dijeron los científicos.

Los tests demostraron que centenares de genes cuya actividad debe aumentar y disminuir diariamente perdieron su ritmo en personas con jet lag, en tanto otros genes desarrollaron ciclos anormales propios.

Los científicos detectaron los efectos en 22 hombres y mujeres de 22 a 29 años que participaron de la investigación en la Universidad de Surrey, en el sureste de Inglaterra. Los voluntarios permanecieron en un centro donde la iluminación se controló para transformar un día normal de 24 horas en un día de 28.

A tres días de iniciado el estudio, el ciclo sueño/vigilia de los participantes se había modificado en 12 horas, de modo que perdieron totalmente la sincronía con el reloj biológico de su organismo de 24 horas. El efecto se pensó para simular un jet lag severo o un horario de trabajo nocturno.

“Ninguna persona estuvo privada de sueño. Durmieron lo suficiente. Nuestro objetivo era distinguir los efectos del reloj corporal y los efectos del sueño”, dijo Simon Archer, profesor de crono-biología y autor principal del estudio.

Los científicos tomaron muestran de sangre de cada participantes antes del comienzo del estudio y nuevamente al tercer día. Antes del estudio, la actividad de 1.396 genes aumentó y disminuyó siguiendo un ritmo circadiano saludable. Posteriormente, sólo alrededor de 40 mantuvieron sus ritmos. Otros 180 genes, que normalmente presentaban niveles constantes de expresión, comenzaron en cambio a aumentar y disminuir.

En la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, los científicos declaran que “las consecuencias negativas sobre la salud” tanto del jet lag como del horario de trabajo nocturno, pueden originarse en la “profunda alteración” de los ritmos habituales de la actividad de los genes.

“Si el sueño pierde la sincronía con el reloj corporal debido al jet lag o al trabajo nocturno, se ven afectados muchos procesos en cuanto al momento en que ocurren las cosas”, dijo Archer. “Eso explica por qué nos sentimos tan mal con jet lag o realizando un horario nocturno.

“Dormir fuera del tiempo correcto es malo. Sabemos que tiene un efecto enorme en la organización temporal de la expresión de los genes y que seguramente se relaciona con consecuencias negativas”.

Uno de los hallazgos más sorprendentes de la investigación es que el jet lag y el trabajo en horario nocturno tuvieron sobre la actividad de los genes un efecto similar al envejecimiento.

Al envejecer, el aumento y la disminución diarios de la expresión de los genes se vuelven menos pronunciados. “Con el sueño desplazado perdemos la fuerza de la señal, por así decirlo, y sabemos que ésta también se pierde con la vejez”, dijo Archer.

Las conclusiones tendrán un impacto que va más allá de la investigación sobre el jet lag y el trabajo nocturno. John Hogenesch, experto en los efectos de los relojes circadianos sobre la fisiología en la Universidad de Pensilvania, dijo que esta alteración de la actividad de los genes podía afectar la acción de los medicamentos en las personas.

Muchos medicamentos comunes actúan adecuadamente sólo si se toman en el momento oportuno. Por ejemplo, Mevacor, una estatina para bajar el colesterol, actúa mejor de noche debido a que los niveles de la enzima a la que apunta, son más altos en ese momento. Lo mismo vale para la aspirina en dosis bajas para bajar la presión arterial.

Es probable que los más afectados sean los pacientes en terapia intensiva. “Los pacientes que están en terapia intensiva durante un tiempo prolongado se encuentran en general en un entorno artificial donde las señales de orientación como la luz natural, el ejercicio y la alimentación no son normales. Por esa razón, los tiempos de su organismo se desfasan con el entorno. Ciertos medicamentos actúan mejor cuando se administran en el momento adecuado, pero para estos pacientes esto no se resuelve simplemente mirando el reloj”, dijo.

Para Stuart Peirson, de la Universidad de Oxford, estudioso de los ritmos circadianos, los cambios registrados en la actividad de los genes pueden afectar el bienestar. “La fisiología rítmica constituye un aspecto importante de la fisiología normal saludable, o sea que esas deficiencias pueden tener consecuencias para la salud”, dijo. “Creo que los autores son muy honestos al decir que no saben si los efectos que observan tienen consecuencias clínicas directas, pero eso justifica sin duda seguir investigando. El hecho de que esto ocurra después de tres días de alteración del sueño es muy sorprendente”.

Traducción: Cristina Sardoy

* Ver: Clarín - 24/01/14

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