El conglomerado urbano denominado Área Metropolitana de Buenos Aires se conformó a través de un proceso complejo y ajeno a toda planificación. Ese factor determinó el surgimiento de fuertes desigualdades sociales y territoriales. En lo que hace a la salud, la dispersión de esfuerzos derivó en la subutilización de algunos establecimientos sanitarios, la sobrecarga de otros y la ausencia de normativas comunes, entre otras carencias. Tras una investigación propia realizada en cooperación con la Universidad ISALUD, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires publicó un informe en el que formula propuestas concretas para diseñar una red de servicios públicos de salud que permita homogeneizar la calidad de atención con un criterio equitativo.
Cada día, millones de personas que se trasladan para trabajar, hacer sus compras, estudiar o atender su salud comprueban que no existe una frontera real entre la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los municipios del llamado conurbano bonaerense, ya que todas esas jurisdicciones conforman un enorme conglomerado urbano -el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA)- con más de 18 millones de habitantes, una magnitud poblacional sólo superada en América Latina por el Distrito Federal de México y la ciudad brasileña de San Pablo.
En cuanto a su actividad comercial, cuenta con el 38,5% de los establecimientos nacionales que ocupan al 38% de la mano de obra empleada en el sector. Si bien, el mayor número de unidades mercantiles se encuentra en el conurbano, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires alberga las de mayor tamaño y productividad que, a la vez, cuentan con los mejores recursos humanos y tecnológicos. En lo concerniente al sector servicios, el AMBA alberga al 44% del total nacional.
De algún modo auspiciosos, estos datos económicos no ocultan que la anárquica configuración de esta región adquirió una dinámica propia que generó fuertes desigualdades sociales y territoriales; ya que en el núcleo central (la Ciudad Autónoma) y un segmento del llamado primer cordón –constituido por los partidos que limitan con ella- reside la mayor parte de los sectores de mediano y alto ingreso; mientras, en el resto del área metropolitana predomina la población de bajos y medianos recursos, exceptuando una pequeña porción de la zona norte y algunos barrios cerrados diseminados en distintos municipios.
Justamente porque la dinámica de su población trasciende los límites jurisdiccionales y porque en muchos distritos del conurbano se concentra la miseria extrema, resulta imperioso articular políticas y acciones integrales que permitan afrontar y mejorar esta compleja realidad.
Esa necesaria articulación es particularmente acuciante en materia de salud pública, un ámbito que requiere un abordaje capaz de atender las difíciles circunstancias socioeconómicas y ambientales, y de implementar sistemas de atención sanitaria que prioricen la prevención, que sean eficientes y, al mismo tiempo, accesibles para los sectores más pauperizados.
Cabe recordarlo: la población del conurbano es más joven que la residente en la Ciudad de Buenos Aires; está inmersa en peores condiciones sociales y laborales, y cuenta con menor oferta de servicios de salud. Además, al tener un índice de natalidad superior al que muestra la Ciudad, su población materno-infantil requiere una cantidad de camas para internación que no encuentra en sus lugares de residencia y la obliga a recurrir a los nosocomios porteños. Así lo demuestra las cifras: el 41 por ciento de los egresos hospitalarios en la Ciudad y el 39 por ciento de las consultas corresponden a vecinos de partidos aledaños, fundamentalmente de La Matanza, Lomas de Zamora, Lanús, Avellaneda y Quilmes. Pero hay otros números significativos: mientras la Ciudad dispone de una cama por cada 93 porteños sin cobertura social o prepaga, el conurbano sólo ofrece una plaza cada 504 personas en idénticas condiciones.
Esta dispar oferta ha abierto corredores sanitarios no planificados que conducen espontáneamente hacia los hospitales de niños, la Maternidad Sardá, el Santojanni y el Penna para las internaciones y el Ramos Mejía y el Álvarez para las consultas ambulatorias.
La imperiosa necesidad de diseñar una red de servicios públicos de salud que tenga en cuenta esta realidad, condujo a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, en el marco de un convenio de cooperación con la Universidad ISALUD, a impulsar una investigación destinada a elaborar un Proyecto para la Articulación de la Salud en el Área Metropolitana, que constó de varias etapas de investigación plasmadas en cuatro volúmenes publicados por la doctora Mariela Rossen bajo el título Los caminos de la salud en el Área Metropolitana de Buenos Aires, que integran la colección Políticas Públicas y Derechoseditada por la Defensoría.
Así, durante mayo y junio de 2008 se efectuó una encuesta entre los pobladores del conurbano internados en los nosocomios Santojanni, Penna, Argerich, los hospitales de niños Gutiérrez y Elizalde y la Maternidad Sardá. El sondeo permitió concluir que el perfil de los encuestados se corresponde con la pobreza y la falta de cobertura. Por ejemplo, el 58 por ciento vivía en hogares de cinco o más personas; el 70 por ciento habitaba en viviendas de una o dos habitaciones, la mitad admitió que el máximo nivel educativo del jefe de hogar era el primario completo y el 88 por ciento no contaba con cobertura social.
Al explicar las razones que los llevaron a atenderse en establecimientos de la Ciudad, aludieron, fundamentalmente, a la calidad del servicio (mejores médicos, instalaciones, aparatología). Curiosamente, el 40 por ciento dijo no haber acudido nunca a hospitales del conurbano; de lo cual podría deducirse que la percepción existente no siempre se corresponde con experiencias vividas.
Otros datos significativos de la encuesta develan que el 62 por ciento de las internaciones pediátricas se debió a infecciones respiratorias, en tanto las diarreas fueron la segunda causa con un 8 por ciento. Por su parte, el 18% de las alojadas en servicios de obstetricia habían recurrido a establecimientos porteños por problemas durante el embarazo y más del 3 por ciento por secuelas de un aborto. Mientras que la casi totalidad del resto eran parturientas.
En otra etapa de la investigación se entrevistó a 22 directivos de hospitales, jefes y miembros de servicios y funcionarios del área quienes aseguraron que es posible superar la actual inexistencia de instancias articuladoras y promover en el AMBA una planificación estratégica que permita gestionar los recursos en red para eliminar inequidades e injusticias derivadas de la vulnerabilidad de la población y la falta de cobertura por parte de las Centros de Atención Primaria, en tanto y en cuanto se avance en los aspectos organizativos.
En ese terreno, los mayores obstáculos radican en las limitaciones presupuestarias, la escasez de recursos humanos críticos en algunas áreas, la ausencia de normativas comunes y de un marco legal, la inequidad salarial y de condiciones laborales que afrontan los trabajadores de la salud según la jurisdicción en la que se desempeñen, el desigual desarrollo y distribución de los servicios locales como consecuencia de la falta de una planificación centralizada y la carencia de elementos y sistemas de conectividad y comunicación.
Los opinantes también coincidieron en la necesidad de priorizar la atención primaria desde una perspectiva integral e implementar programas específicos -como el de procreación responsable o el de salud escolar- que descongestionarían a los servicios de atención y mejorarían su accesibilidad.
A partir de los datos recabados, se estimó que es imprescindible diseñar y aplicar una instancia político administrativa y de gestión del AMBA con participación de las distintas jurisdicciones, incluyendo a la Nación; reforzar la atención de calidad en las zonas más densamente pobladas mediante la adquisición de equipamiento básico e insumos; incentivar adecuadamente a los trabajadores de la salud; orientar o promover cambios de conductas de riesgo para disminuir el número de internaciones; capacitar al personal y homogeneizar la calidad de atención con criterios de equidad.
En esa línea, se estima conveniente iniciar una experiencia piloto de gestión interjurisdiccional que se centre en una problemática prioritaria como –por ejemplo- la salud materno-infantil- y abarque a la Ciudad y a los municipios que más demandan sus servicio: los ya citados partidos de La Matanza, Lomas de Zamora, Lanús, Avellaneda y Quilmes.
Para que la propuesta resulte operativa, los municipios involucrados deberían afectar los recursos humanos necesarios. Por su parte, las Defensorías del Pueblo de cada jurisdicción tendrían que encargarse de hacer un seguimiento de la coordinación operacional; tanto para que sea eficiente como para garantizar la plena vigencia de los derechos ciudadanos en materia de Salud.
¿Cómo financiar experiencias de este tipo? Según la propuesta de la Defensoría del Pueblo porteña, las jurisdicciones participantes deberían costear los gastos de personal y los que demande el funcionamiento de un propuesto Consejo de Salud Metropolitano al que integrarían las autoridades locales del área o quienes ellas designen. En tanto, la Nación debería solventar aquellas acciones surgidas de los consensos.
MANDATO INCUMPLIDO | |
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